viernes, 31 de julio de 2015

Gestos reales y frecuentes



"El problema era que teníamos que ir de ahí a Biarritz, a 32 kilómetros, y a esa hora ya no pasaban buses ni trenes. No quedaba otra que hacer autostop. Era muy jugado: quedaban pocos minutos de luz y había empezado a lloviznar, además no había un buen lugar donde pararse en la ruta.

Nos pusimos en una salida, muy pero muy mal posicionadas, y a los cinco minutos frenó un señor que ofreció llevarnos a un lugar mejor. Nos dejó en otra ruta y nos quedamos ahí, casi a oscuras y sin gente. Se largó a llover. A los cinco minutos frenó una pareja francesa de unos 60 años. Nos dijeron que iban a Saint Jean de Luz, a 15 kilómetros de ahí. Nos subimos. Estábamos en una situación bastante límite así que cualquier trayecto, por más corto que fuera, nos venía bien. El señor hablaba algo de español y yo me defendí como pude con el francés. A mitad del viaje nos dijeron: “Chicas, las vamos a llevar hasta Biarritz, no podemos dejarlas en el medio de la nada, de noche y con lluvia”, y nos dejaron en la puerta de mi casa. Fue un gesto que me emocionó. A veces no sé cómo agradecer estas cosas, porque ellos no tenían obligación de llevarnos, pero confío en que la vida les devolverá la buena acción. Y sepan que estos gestos son mucho más reales y frecuentes que todas esas noticias horribles que nos muestran los diarios para generarnos miedo de vivir. Cambio y fuera".

Post completo en Viajando por ahi


Mantente positivo

No hay comentarios:

Publicar un comentario